No hace falta otra palabra para definir el contenido de la intervención de Pedro Sànchez ante los medios periodísticos internacionales, tras la cumbre del G-20 en Buenos Aires.

A la pregunta que se le formuló sobre la decisión de Jordi Sánchez y Jordi Turull de iniciar una huelga de hambre, en protesta por la actitud del Tribunal Constitucional que no responde a sus justas reclamaciones de libertad, el primer ministro del Borbón se refirió a España como «un estado democrático y de derecho«, asegurando que «la justicia es independiente» en el reino borbónico y que los políticos catalanes en prisión (presos políticos, según magistrados alemanes, suizos, escoceses y belgas, por el momento) «tendrán un juicio justo«.

A otro perro con esos huesos, mister Sánchez. Se nota que Mauricio Macri le ha contagiado el cariño por los embustes, la sandez y la simpleza.

Usted sabe (o debería saberlo) que España ni es un estado democrático ni de derecho, sino un territorio donde todavía apesta a franquismo en los cuarteles, en los cuartelillos, en las comisarías, en los partidos políticos (PP, C’s, PSOE, Podemos, Vox…) y en todos los tribunales y juzgados del país.

¿No le da vergüenza imitar a Mariano Rajoy o a José María Aznar?