Las elecciones legislativas en Francia se llevarán a cabo los días 12 de Junio, la primera vuelta y el 19 del mismo mes, la segunda.
Serán elegidos 577 diputados/as para la Asamblea Nacional de esta XVIª legislatura de la 5ª República. La Asamblea Nacional (Parlamento o Cámara Baja) está compuesta por ese número de escaños, porque representan a los 577 distritos electorales, divididos de esta forma:
539 son para la Francia metropolitana, es decir para el territorio continental francés en Europa; otros 27 corresponden a departamentos y territorios de ultramar como la Guyana Francesa, las islas Reunión, San Pedro y Miquelón, entre otros territorios en el Caribe, Pacífico e Índico; y los 11 escaños que restan se reparten entre para las personas residentes en el extranjero.
Para los procesos electorales como este y dependiendo de la cantidad de residentes en los diferentes países del mundo, fue dividido también en circunscripciones. En el caso del continente americano, la primera circunscripción corresponde a Estados Unidos y Canadá, donde se hallan miles y miles de ciudadanos/as franceses, en tanto que la segunda corresponde a estados como México, varios de América Central, del Caribe y de América del Sur, que hacen un total de 33 países.
La primera e importante noticia que ya le ha dado un disgusto a Macron es la sorprendente unidad que ha logrado Jean Luc Melenchon entre varios partidos de izquierda, que bajo el liderazgo de éste, se presentan con el nombre de “Nueva Unión Popular Ecológica y Social”.
«Queremos lograr la elección de diputados en una mayoría de circunscripciones para impedir que Macron continúe con su política injusta y brutal y para derrotar a la extrema derecha», declara el creador de Francia Insumisa en un comunicado recienre.
Los socialistas se unieron al proyecto casi sin discusión, dado que sus perspectivas en solitario no iban más allá de un 5%, e inmediatamente también aceptaron la propuesta los comunistas y ecologistas, que buscan ampliar la representación de la izquierda con esta «Nueva Unión Popular Ecológica y Social». Sin embargo, Melenchon necesita primero el visto bueno de su Consejo Nacional.
Como decía en el titular de la entrada, estas elecciones legislativas se anuncian claves para el presidente Macron, que logró su reelección con un 58,55% de votos en el balotaje frente a su rival de la ultraderecha, Marine Le Pen que obtuvo un nada despreciable (41,45%), y podría contar una con más de 100 escaños.
Gran parte de franceses, según dos sondeos publicados justo después de su reelección como presidente de la República, quiere que el actual mandatario pierda la mayoría de que disfruta desde 2017, lo que le obligaría a pactar con dos colectivos opuestos: o la izquierda o la derecha.
A estas alturas de la peli, términos como IZQUIERDA o DERECHA o la oposición entre ellos no parecen tener mucho sentido: tal vez habría que buscar dilemas más cercanos a la realidad, esto es, quienes están en relación con Rusia (o más concretamente, con Putin) en términos de filia o de fobia. En la cabeza de Putin hay muchos elementos que él considera valiosos y que condicionan su accionar, un accionar que, hoy por hoy, de manera directa y/o por carambola, influye en los tiempos por venir a nivel global de manera categórica. Entre esos elementos destacan Dugin, Stalin (el Stalin de la guerra patriótica, la reconstrucción del imperio y el concordato con la clerecía, en contraste con un Lenin cada vez más devaluado por sus errores en administración territorial y por el caos de la etapa bolcheWOKE: consideraciones putinianas de los últimos meses, incluido lo de WOKE), Kissinger (maestro de REALPOLITIK y que sigue negándose en cada nueva declaración al consenso rusófobo liderado por Biden y su burocracia no binaria), Primakov (pilar de la doctrina en asuntos exteriores que ha posibilitado la situación actual), Solzhenitsin (¿qué diría Benet, he, he, he, de la actual consideración del disidente como lectura recomendada desde el Kremlin por el mismo que recuperó la memoria del creador de los Gulag como nunca se hizo en la URSS tras el exorcismo de Kruschev a la vez que reivindicaba a la dinastía masacrada en Ekaterinburgo en una síntesis que habría dejado al amigo Hegel con la temblaera?), Xi Jing Ping, Trump (su posible vuelta), Orban… Estos elementos, cuya síntesis a mí me resulta perfectamente digerible, forman buena parte del motor de pensamiento y estrategia del señor que hoy manda desde Moscú. Yo hice mi autocrítica de fantasmas ideológicos y lealtades con anteojeras hace ya tiempo, siempre atendiendo a Rusia y a China, no por oportunismo sino por lucidez. Resultará más cómodo lo de las lealtades entendidas como escapista frazada de Linus (ya saben, el de PEANUTS) pero en estos tiempos decisivos (que diría Spengler) igual esa comodidad (la autocrítica siempre resulta incómoda) acaba por pasar factura y, más tarde o más temprano, más lecho de clavos que cama de agua. Pero, bueno, allá cada cual.
http://www.shadowline1.com/lineadesombra/gestiones/gestiones.html
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En este caso preciso sí es pertinente por la configuración de la asamblea nacional, tras la debacle de los sociatas en las legislativas de 2017.
La derecha de le Pen, quiérase o no, aunque coincida con Orban en no condenar el operativo ruso y su reticencia a la OTAN, es una clásica como el PP o Ciudadanos, porque le conviene en estas elecciones despistar al personal. Es evidente que lo que hay en Francia de «izquierda» (pese a sus diatribas contra Rusia) son socialdemócratas, ecologistas, anarquistas tipo Bosé, y comunistas tipo Yolanda.
Lo que ha ocurrido, tras el bombazo de Putin, estrenando una clase de guerra nunca vista, que no es convencional ni es invasión, sino un plan que se concreta: «A desarmar, eliminar a los nazis y liberar el sureste de Ucrania porque sus paisanos speaking russian y son brothers». Ese estreno ha dejado en pelota viva a los presuntos izquierdistas de occidente y a algunos partidos comunistas como el cadavérico PCE o el PD italiano. Donde no hay izquierda ni derecha, porque todos son fachas voxistas, es en Canadá, EEUU, Polonia, Rumanía, Lituania, etc etc etc porque el comunismo de la URSS se ancló y el barco de los submarinistas salió a la superficie, pero ya era tarde para imitar al genio chino de Den Xiao Ping y hoy de Jinping, capaces de gobernar con el Partido Comunista pero habiendo «domesticado» como se merece a la bestia del capitalismo.
Sigue habiendo cierta diferencia en los dos conceptos de diestra y siniestra, porque esta última está más cerca de la diestra que viceversa. Pero los medios de encargan de decirle al personal que SÍ hay diferencia, como la hay en Colombia, Ecuador,Bolivia, Argentina (donde todos son peronistas de Evita) o Brasil.
Insisto: Europa es una mierda políticamente hablando como lo es la Gran Bretaña y la Europa Oriental, donde el conservadurismo tradicionalista es más aceptable para una nación muy culta como la húngara, como la austriaca, como la Serbia o la pequeña Transnitria, que volverá a ser rusa como el Donbass o Crimea y Odesss.
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Sigo creyendo que el peso de lo planteado, por ejemplo, en la web duginiana GEOPOLITIKA, bastante tributario del fenómeno francófono (francés, belga) de la llamada NUEVA DERECHA (aquí lo más cercano desde un plano de cierta popularidad serían los discursos, autosaboteados en buena medida por sus concesiones bien al podemismo o al PP/VOX, de un Verstrynge o un Dragó, aunque éste parece estar mejor orientado desde el último 23F en su visión antisistema, así como páginas relativamente homólogas de la de Dugin como EL MANIFIESTO, POSMODERNIA o EL INACTUAL) tiene bastante más importancia de la que se le suele dar desde perspectivas no rusas y todavía rehenes de dicotomías más progres que trascendentemente antioccidentales. Justo acabo de toparme con esta entrevista a un intelectual visto desde las convenciones gauchistas/ilustradas como un fachorro raro y profundamente incorrecto:
https://www.geopolitika.ru/es/article/diego-fusaro-la-guerra-de-biden-y-la-otan-contra-rusia-tiene-como-enemigo-fundamental-china
Como tampoco es de recibo la atención puesta por RT FRANCIA (como no la pillo desde el «apagón» de estos meses, ignoro si habrá cambiado, pero lo dudo) a la derecha alternativa a Macron (con doña Marina a la cabeza). Insisto. la rotura de puentes de Putin, si se consolida su victoria, va a conmocionar bastante los esquemas de pensamiento, y lo mismo que hoy China ya es asumida como la convergencia trilateral de Stalin, Confucio y Lee Kuan Yew (y Singapur hoy es más importante como modelo en la cúpula del PCCH que cualquier texto sagrado «rojo» de los que eran lectura obligada en los años de TEL QUEL y Althusser como trendy topic), buena parte de lo difundido desde GEOPOLITIKA (abundante, insisto, en «fachorros raros» y profundamente incorrectos, empezando por el propio Dugin) acabará por ser aceptado como referencia obligada (obligada por el propio curso de las circunstancias, que diría mi tataratío Ortega) para quienes deseen mantener un trato empático con Moscú.
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Y yo sigo afirmando, sin ningún desprecio hacia Dugin, que sigue habiendo derecha e izquierda sobre todo en aquellos países que NO han mantenido las sanciones contra Rusia, ni la han condenado, ni envían armas a los grupos armados nazis y a los miles de mercenarios de la extrema derecha (fascistas y supremacistas, hitlerianos y hasta franquistas) que coinciden con las diatribas de esa presunta izquierda (PSOE) y de todos los partidos socialistas de la UE y sus eurodiputados/as, más una mayoría de ecologistas y demás verdes, amén de la mafia trotskista de Rebelion.org, donde publican algunas mentes privilegiadas, pero no por voluntad propia, sino porque las huestes de Trotsky siguen en pie con el sable preparado para eliminar todo aquello que huela a pro-rruso y cuelgan algunos artículos que «pueden compensar» las habituales condenas contra todo lo que huela a Putin. Hubo un gilipollas que creyó haber encontrado el santo Grial de los titulares cuando escribió «El Capitalismo eligió la Guerra», en referencia a Vladimir y el operativo que aprobó la Duma.
Y sigo afirmando que para el español de a pie hay izquierda y derecha, aunque coincido totalmente contigo en que ambas están follando juntas desde hace decenios, pariendo hijos e hijas que comparten (aunque no lo quieran reconocer) más de una propuesta: la primera es aceptar como imprescindible acabar con Rusia, con su pueblo, su cultura y su elección de mantener vivo el homenaje a la victoria contra el Nazismo, cosa que no suelen conmemorar los imitadores del régimen de Vichy.
Hay mucho Petain en Europa, en Gran Bretaña (y más ahora con la victoria del Sinn Fein en Belfast) y mucho Goebbels en EEUU, pero el ganador en esta nostalgia es el ejército español donde huele a los mentados más a Franco, cómo no.
Seguiremos discutiendo.
Un abrazo centrista ( o sea, que creo que estoy muy centrado pero no políticamente, es que estoy en el centro de la plaza de mi pueblo)
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En mis inicios en el interés por las cosas políticas yo sentía especial querencia por los puretismos. Así, mi ya conocida querencia hedillista y ramirista (de Ledesma Ramos) que coincidió en el tiempo con la lectura férvida de aquellos libros troskos/poumistas con cubierta de papel de embalar que editaba Júcar a fines de los 70. A medida que maduraba, mis puretismos se iban diluyendo en aras de la realidad (ayudó bastante mi acercamiento a la figura de Suárez y sus «rassemblements» herederos en parte de los gaullistas y presagiando en precario, como es precaria España, las amalgamas partidistas putinianas). Acabé descubriendo que, aparte algunas personas honradas (Pedro Conde, Narciso Perales), el hedillismo era bastante menos «puro» de lo que parecía (con incluso elementos gore derivados enseguida hacia la ultraderecha de FN o de la Falange raimundista, como el inefable Assiego, que, tras dirigir un ¿sindicato? rompehuelgas en Vallecas -ASNT, financiado por un senil pero «siempre en la brecha» Giménez Caballero-, quemaba bosques en Castilla pagado por el PSOE para desacreditar a Aznar cuando éste era presidente regional).Y en cuanto al troskismo, mi interés creciente por China, mi sarampión perestroiko (que tú conociste de primera mano hasta en sus aspectos más grotescos) y mi posterior y ya definitiva atención a la conjunción nacional/comunista que acabaría cristalizando en el sincretismo putiniano, llevándome a profundizar en la figura de Stalin y en las miserias de Trotsky (incluido ese adn trosko/poumista en los perfiles fundacionales de la CIA, como ejemplo aquel reparto gratuito del REBELION EN LA GRANJA a lo MEIN KAMPF por aquello de iniciar una demonización del soberanismo ruso que aún continúa, corregida y aumentada, aunque peor redactada, porque, reconozcámoslo, no es lo mismo un Orwell que un Risto Mejode o un chafardero de Roures o Mediaset). Los sincretismos de China y Rusia, que ya prolijamente explico en alguno de los links precedentes, me han llevado del puretismo a lo contrario, a atender a los grandes creadores de amalgamas, un Suárez, un De Gaulle, un Putin o aquel complejo dictador Getulio Vargas que, en sus años finales, se montó un dúplex partidista (el Laborista y el Social Demócrata) con los que su delfín Joao Goulart (el presagio brasileño de Suárez) desarrolló, hasta su derrocamiento manu militari en el 64 por orden de Johnson, la experiencia política más interesante de Brasil (un centroizquierda no conformista con crecientes contactos con el comunismo, prochino en ese país en aquel momento, que anticipa en parte tanto el rigodón de Suárez con Carrillo como los momentos más radicales del CDS haciendo la oposición a Felipe desde la izquierda a mediados de los 80, o, mucho más sustancial, la fagocitación que Putin hace del comunismo en su ambivalente relación con un PCFR cada vez más perdido).Bueno, dejo las batallitas pero creo que algunos datos y reflexiones de las que aporto aquí pueden tener una cierta utilidad.
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Evidentemente ese recorrido parece un via crucis y acaba en el principio porque del puretismo llegaste al putinismo y al duginismo, que son puretas en el sentido más juanmanuelpradista del tema.
En Noviembre de 1968, cuando la revista Mundo Joven ya sustituia en el corazón de los melomanos al heroico Fonorama, me mandaron un cuestionario en el que, entre otras cosas, me pedían que citara a los personajes del mundo de la política que más me atraian y nombré a Mao Tse Tung, al Ché Guevara, a Fidel y a Ho Cho Minh. O sea, dos cubanos y dos asiáticos.
Casi les secuestran la revista, pero como Franco y Fraga admiraban a Fidel, como buenos gallegos, no hubo problema, pero jamás me volverían a pedir nada y al poco tiempo colaboré en Discóbolo y más tarde en el diario «Madrid» y en Ozono.
Me gustaba eso de tocarle los huevos al régimen, como fuera, así que mi recorrido político ya estaba marcado por Vietnam y Cuba. La URSS de Kruchev me parecía un país que estaba dedicándose más al espacio y a «épater les Etats Unis» que a cuidarse de la Europa Oriental, a la que no supo conquistar y el resultado fue un caos. Sabes bien que provocar a una sociedad enferma es un buen método para que salte de la cama.
La URSS, además de librarles del nazismo, gracias a los 20 millones de personas que dieron su vida y que siguen presentes cada 9 de mayo, esa Europa que ya era muy nazi (aunque pelin menos de Holanda, Noruega o Dinamarca) se rebeló contra los soviéticos y hoy la pobre Rusia, paga las consecuencias de aquella Unión Soviética que no miraba lo que pasaba en China, donde ya se comenzaba a domesticar el capitalismo, pero a la chita callando porque Mao era comunista pero algo derechista en el sentido marxista.
Creo que no hay un comunismo, sino decenas, pero solo hay un capitalismo, libre, criminal y potente, que es el que sufrimos con voxistas, peperos, sociatas, peneuvistas, izquierdosos republicanos, pero menos, seudo izquierdistas unidos, seudo rojos otanistas y podemitas de la alta burguesía.
Y vuelvo a China, donde diez años después de haber nombrado a Mao en Mundo Joven, va y se muere allá por 1976 y en 1978, Deng Xiao Ping comenzaba a hacer milagros. Luego me arrepentí porque su trayectoria no me gustó nada, excepto por haber ganado la Revolución.
Lo que pasaba en estos lares me importaba muy poco y lo más atractivo para mi era escandalizar a los censores en la radio, para saber hasta dónde era verdad que «algo estaba cambiando». Juan Carlos de Borbón era tan despreciable como ahora o más y solo me agradó un político que no militaba en el PCE sino en la UCD; se llamaba Fernando Álvarez de Miranda y era profesor de derecho procesal.
Un día, cuando me ofrecieron formar parte de la Junta Directiva del Circulo de Bellas Artes, me invitó a comer y me propuso que montara una reunión entre cubanos pro-revolución y cubanos que no eran revolucionarios, pero tampoco enemigos feroces de Fidel. Me financiaban los viajes y la estancia en el país que me pareciera oportuno: llamé a mis contactos habaneros y le dije que la reunión debería hacerse en Cuba.
Todo se fue al garete porque el fascista y gilipollas Guillermo Cabrera Infante se enteró y prohibió participar a todas las personas que habiamos elegido y denunciarlas si iban al meeting. Uf, lo dejo que me canso. Seguiremos.
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Tengo en casa un jarrón chino que decora un mueble. No creáis que pertenece a la Dinastía Ming de China (1368-1644), porque mi economía es muy modesta y no llega a tanto.
Lo que más me inquieta son las posibles alucinaciones que quien escribe estas breves líneas pueda padecer.
Quiero decir que cuando observo el mentado jarrón, veo el rostro del Presidente del país galo.
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¡¡A ver si el jarrón fue un regalo del emperador chino a Carlos VI¡¡ Miralo en un anticuario por si acaso, pero eso de ver a Macron me lleva a pensar que pudiera tener algo mágico en el fondo…
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