Por supuesto, la frase del que fuera presidente Jefferson, deja muchas dudas acerca de la supuesta democracia estadounidense. A nivel internacional, millones de personas incautas y sensibles a la propaganda del imperio yanqui, consideran que los Estados Unidos de Norteamérica es el estándar dorado de lo que constituye una democracia.
Quizá lo afirman y lo creen porque los colonizadores y genocidas que ocuparon aquel territorio, decidieron romper sus lazos con Francia, España y el Reino Unido, eliminando las trabas que suponía la presencia de gentes armadas, ejércitos y competidores, desde la frontera con México a la de Canadá y proclamando la independencia del Norte y el Sur, tras la guerra civil entre ambas partes, sellaron su república con una Constitución que respalda muchos principios democráticos, aunque estos no se cumplen en lo absoluto.
Sin embargo, esa mala reputación (que cantara George Brassens) no es una respuesta sólida a la pregunta de si Estados Unidos es hoy una democracia, porque existen dictaduras que tienen constituciones democráticas y acostumbran a no aplicarlas en su totalidad. Además, la forma en que se impone o no se aplica una carta magna puede determinar si es real o no, o si se trata más bien de una simple formalidad que de una realidad.
Dentro de los EE.UU., millones de seres humanos (aunque dudo sobre esa calificación generalizada) parece que su patria es una «democracia» sobre la base de que pueden ejercer el derecho a votar por el partido de su preferencia, que desde hace más de 100 años se limita a dos colectivos de proclaman los mismos deseos de paz, prosperidad y desarrollo, aunque sus gobiernos hayan decretado invadir, matar, arrasar y expoliar a medio mundo, dejando más de 25 millones de muertos a lo largo y ancho del globo.
Puede que confundan la democracia con la libertad de cometer toda clase de matanzas, blasonando además de haber terminado una guerra con la utilización de la bomba atómica en Japón, que hoy es una de las naciones más unida a su asesino, tal vez para que no repita esa “hazaña”.
Hablando en la calle con algunos ciudadanos/as de varios estados, respondían a la pregunta de si están convencidos de que su país es una «democracia» asegurando que «Estados Unidos es una república, no una democracia», como si esos dos términos (tanto para los votantes de los partidos Republicano y Demócrata) fueran ideológicamente opuestos.
Con el paso del tiempo, ambos colectivos han dejado atrás la defensa de la pluralidad y respeto a todas las ideologías, condenando el fascismo y el comunismo, como si ambos representaran idéntico peligro para el verdadero poder del pueblo, que es en definitiva el significado de la democracia. Al respecto, estas frases de Thomas Mann son lapidarias:
“Colocar en el mismo plano moral el comunismo y el nazismo, en el sentido de que ambos serían totalitarios, en el mejor de los casos es una superficialidad y en el peor es una muestra de fascismo. Quienes insisten en esa burda equiparación pueden considerarse a sí mismos como “demócratas”, pero en verdad y en el fondo de su corazón en realidad son fascistas, condenando al nazismo aparentemente pero dejando todo su odio al comunismo”.
En los EE.UU., las dos opciones políticas reales se han quedado entre demócratas y republicanos, ambos representantes de la aristocracia de la República, que no del pueblo llano, que suele quedarse en casa viendo la TV, para que cada cuatro años conozcamos que ni siquiera ha votado el 50% de su población.
Sin embargo, parece que la democracia es más útil si el estado adopta el sistema republicano que no monárquico, algo imposible en los EE.UU. pero que en México tuvo su oportunidad hasta el siglo XIX. En las democracias europeas existen naciones cuyo máximo líder puede ser un rey o una reina, aunque en la mayoria de esos personajes se limitan a convertirse en objetos para el decorado nacional.
La verdadera pregunta que se me ocurre no es solo la que encabeza este artículo, sino esta otra: ¿es Estados Unidos una democracia o una dictadura?
A muchas personas en Estados Unidos les lavan el cerebro para convencerles de que el socialismo nunca puede ser una opción democrática, ya que ese sistema busca el hundimiento del capitalismo, base del régimen en decenas de democracias, que aún gobernando un partido socialista, practica la imposición total del capitalismo como base de su política interior y exterior. La mayoría de los demócratas y republicanos están convencidos que lo que en algunos países europeos y latinoamericanos, la aparición del llamado “socialismo democrático” es rechazado de plano en los EEUU.
La primera vez que se publicó una respuesta científica a esta pregunta, de si Estados Unidos es una democracia, se publicó en el número de otoño de 2014 en un estudio muy sesudo titulado “Perspectivas sobre la política en EEUU”. Posteriormente, ese artículo se resumió de manera brillante y precisa en un video de seis minutos.
En las últimas páginas del análisis se afirma: «Los Estados Unidos no son una «democracia», sino una «aristocracia» o un país gobernado por millonarios republicanos y demócratas”. O sea, una oligarquía.
Posteriormente, otros autores han confirmado que esa nación, ese imperio, es una dictadura de empresarios millonarios protegidos por un ejército entrenado en las bases del fascismo. Sin embargo, las estadísticas internacionales también contienen una gran cantidad de información útil sobre la medida en que Estados Unidos es una democracia, o bien es una dictadura.
Históricamente, la mayoría de las dictaduras han empleado principalmente coacciones físicas, pero las dictaduras más modernas se basan principalmente en engañar al público: basan su “democracia” en mentiras continuas que los medios de comunicación aceptan como verdades.
Por ejemplo: el gobierno de los EE.UU. no obligó físicamente al público estadounidense a apoyar al ejército de los EE.UU. a invadir y destruir Corea, sino que mintió, engañando a su pueblo sobre el peligro del comunismo, contra Vietnam pocos años después, como hicieron con Irak y el cuento de las armas de destrucción masiva, o con Libia sobre falsos bombardeos de Gadafi sobre su pueblo y el presunto genocidio árabe en Yugoslavia con la OTAN. Todo mentiras.
Y, sin embargo, el gobierno de los Estados Unidos sigue pensando en arrasar, ocupar, bombardear y destruir con todas las armas que existan, incluidas las biológicas, cualquier nación cuyo gobierno suponga un problema para su hegemonía global.
El gobierno de los Estados Unidos gasta alrededor de la mitad de los gastos militares de todo el planeta. A pesar de que oficialmente es solo alrededor del 30%, se trata de una burla, un truco, alegando que van incluidos los beneficios de jubilación de los soldados directamente del Departamento del Tesoro, en lugar del Departamento de ‘Defensa’, pagando la atención médica de los soldados fuera de la Administración de Veteranos, en lugar de hacerlo desde el Departamento de ‘Defensa’.
Ninguna otra nación en el mundo es tan militarista como lo son los Estados Unidos. Un país que cuenta con alrededor de mil bases militares en todo el mundo. Un país como ese es una dictadura internacional, independientemente de que sea una dictadura interna; pero, por supuesto, ninguna nación que solo gaste la mitad del presupuesto militar de todo el mundo puede ser internamente democrática; ninguna población de la nación lo toleraría si lo supiera. Esto solo puede hacerse tomándole el pelo a su público.
Entonces: Estados Unidos es ciertamente una dictadura militar.
Y, finalmente, ninguna nación que tenga el mayor porcentaje del mundo de su población en prisión puede ser razonablemente llamada «democracia».
Pero ese país es Estados Unidos. Por lo tanto, indudablemente, también es un estado policial, no solo una dictadura militar.
Estados Unidos, que había librado una guerra revolucionaria contra Inglaterra para liberarse de la monarquía y sus exigencias económicas, está repitiendo lo que hizo Inglaterra.
En general, el imperio está muy lejos de ser una verdadera democracia. Las 15 naciones que ocupan un lugar destacado en una clasificación sobre el tema son: Finlandia, Suiza, Nueva Zelanda, Dinamarca, Suecia, Noruega, Japón, Canadá, Países Bajos, Islandia, Irlanda y EE.UU.
La conclusión de todo esto es que EE.UU. no es un estándar para la democracia, y que realmente no es una democracia en absoluto, excepto sobre el papel, la Constitución. Sin embargo, hay mucha verdad importante sobre el hecho de que los gobiernos de los Estados Unidos ocultan al pueblo miles de temas muy serios.
Durante la Guerra Fría, con la excusa de «luchar contra el comunismo», tan pronto como la Unión Soviética y su comunismo y su Pacto de Varsovia se reflejaron en el ejército estadounidense de la OTAN se aliaron para que ese «régimen» terminara en 1991, para rodear a Rusia con cientos de bases militares, amenazando la seguridad de esta nación que hoy lucha por su supervivencia, mostrando a China el peligro que corre si confía en los líderes de EEUU.
Después de lo escrito: ¿podría alguien pensar que Estados Unidos es una democracia? Claramente no. Es, simplemente, un régimen autoritario y criminal.
FUENTE; KATEHON