Category: REFLEXIONES


Por supuesto, la frase del que fuera presidente Jefferson, deja muchas dudas acerca de la supuesta democracia estadounidense. A nivel internacional, millones de personas incautas y sensibles a la propaganda del imperio yanqui, consideran que los Estados Unidos de Norteamérica es el estándar dorado de lo que constituye una democracia.

Quizá lo afirman y lo creen porque los colonizadores y genocidas que ocuparon aquel territorio, decidieron romper sus lazos con Francia, España y el Reino Unido, eliminando las trabas que suponía la presencia de gentes armadas, ejércitos y competidores, desde la frontera con México a la de Canadá y proclamando la independencia del Norte y el Sur, tras la guerra civil entre ambas partes, sellaron su república con una Constitución que respalda muchos principios democráticos, aunque estos no se cumplen en lo absoluto.

Sin embargo, esa mala reputación (que cantara George Brassens) no es una respuesta sólida a la pregunta de si Estados Unidos es hoy una democracia, porque existen dictaduras que tienen constituciones democráticas y acostumbran a no aplicarlas en su totalidad. Además, la forma en que se impone o no se aplica una carta magna puede determinar si es real o no, o si se trata más bien de una simple formalidad que de una realidad.

Dentro de los EE.UU., millones de seres humanos (aunque dudo sobre esa calificación generalizada) parece que su patria es una «democracia» sobre la base de que pueden ejercer el derecho a votar por el partido de su preferencia, que desde hace más de 100 años se limita a dos colectivos de proclaman los mismos deseos de paz, prosperidad y desarrollo, aunque sus gobiernos hayan decretado invadir, matar, arrasar y expoliar a medio mundo, dejando más de 25 millones de muertos a lo largo y ancho del globo.

Puede que confundan la democracia con la libertad de cometer toda clase de matanzas, blasonando además de haber terminado una guerra con la utilización de la bomba atómica en Japón, que hoy es una de las naciones más unida a su asesino, tal vez para que no repita esa “hazaña”.

Hablando en la calle con algunos ciudadanos/as de varios estados, respondían a la pregunta de si están convencidos de que su país es una «democracia» asegurando que «Estados Unidos es una república, no una democracia», como si esos dos términos (tanto para los votantes de los partidos Republicano y Demócrata) fueran ideológicamente opuestos.

Con el paso del tiempo, ambos colectivos han dejado atrás la defensa de la pluralidad y respeto a todas las ideologías, condenando el fascismo y el comunismo, como si ambos representaran idéntico peligro para el verdadero poder del pueblo, que es en definitiva el significado de la democracia. Al respecto, estas frases de Thomas Mann son lapidarias:

Colocar en el mismo plano moral el comunismo y el nazismo, en el sentido de que ambos serían totalitarios, en el mejor de los casos es una superficialidad y en el peor es una muestra de fascismo. Quienes insisten en esa burda equiparación pueden considerarse a sí mismos como “demócratas”, pero en verdad y en el fondo de su corazón en realidad son fascistas, condenando al nazismo aparentemente pero dejando todo su odio al comunismo”.

En los EE.UU., las dos opciones políticas reales se han quedado entre demócratas y republicanos, ambos representantes de la aristocracia de la República, que no del pueblo llano, que suele quedarse en casa viendo la TV, para que cada cuatro años conozcamos que ni siquiera ha votado el 50% de su población.

Sin embargo, parece que la democracia es más útil si el estado adopta el sistema republicano que no monárquico, algo imposible en los EE.UU. pero que en México tuvo su oportunidad hasta el siglo XIX. En las democracias europeas existen naciones cuyo máximo líder puede ser un rey o una reina, aunque en la mayoria de esos personajes se limitan a convertirse en objetos para el decorado nacional.

La verdadera pregunta que se me ocurre no es solo la que encabeza este artículo, sino esta otra: ¿es Estados Unidos una democracia o una dictadura?

A muchas personas en Estados Unidos les lavan el cerebro para convencerles de que el socialismo nunca puede ser una opción democrática, ya que ese sistema busca el hundimiento del capitalismo, base del régimen en decenas de democracias, que aún gobernando un partido socialista, practica la imposición total del capitalismo como base de su política interior y exterior. La mayoría de los demócratas y republicanos están convencidos que lo que en algunos países europeos y latinoamericanos, la aparición del llamado “socialismo democrático” es rechazado de plano en los EEUU.

La primera vez que se publicó una respuesta científica a esta pregunta, de si Estados Unidos es una democracia, se publicó en el número de otoño de 2014 en un estudio muy sesudo titulado “Perspectivas sobre la política en EEUU”. Posteriormente, ese artículo se resumió de manera brillante y precisa en un video de seis minutos.

En las últimas páginas del análisis se afirma: «Los Estados Unidos no son una «democracia», sino una «aristocracia» o un país gobernado por millonarios republicanos y demócratas”. O sea, una oligarquía.

Posteriormente, otros autores han confirmado que esa nación, ese imperio, es una dictadura de empresarios millonarios protegidos por un ejército entrenado en las bases del fascismo. Sin embargo, las estadísticas internacionales también contienen una gran cantidad de información útil sobre la medida en que Estados Unidos es una democracia, o bien es una dictadura.

Históricamente, la mayoría de las dictaduras han empleado principalmente coacciones físicas, pero las dictaduras más modernas se basan principalmente en engañar al público: basan su “democracia” en mentiras continuas que los medios de comunicación aceptan como verdades.

Por ejemplo: el gobierno de los EE.UU. no obligó físicamente al público estadounidense a apoyar al ejército de los EE.UU. a invadir y destruir Corea, sino que mintió, engañando a su pueblo sobre el peligro del comunismo, contra Vietnam pocos años después, como hicieron con Irak y el cuento de las armas de destrucción masiva, o con Libia sobre falsos bombardeos de Gadafi sobre su pueblo y el presunto genocidio árabe en Yugoslavia con la OTAN. Todo mentiras.

Y, sin embargo, el gobierno de los Estados Unidos sigue pensando en arrasar, ocupar, bombardear y destruir con todas las armas que existan, incluidas las biológicas, cualquier nación cuyo gobierno suponga un problema para su hegemonía global.

El gobierno de los Estados Unidos gasta alrededor de la mitad de los gastos militares de todo el planeta. A pesar de que oficialmente es solo alrededor del 30%, se trata de una burla, un truco, alegando que van incluidos los beneficios de jubilación de los soldados directamente del Departamento del Tesoro, en lugar del Departamento de ‘Defensa’, pagando la atención médica de los soldados fuera de la Administración de Veteranos, en lugar de hacerlo desde el Departamento de ‘Defensa’.

Ninguna otra nación en el mundo es tan militarista como lo son los Estados Unidos. Un país que cuenta con alrededor de mil bases militares en todo el mundo. Un país como ese es una dictadura internacional, independientemente de que sea una dictadura interna; pero, por supuesto, ninguna nación que solo gaste la mitad del presupuesto militar de todo el mundo puede ser internamente democrática; ninguna población de la nación lo toleraría si lo supiera. Esto solo puede hacerse tomándole el pelo a su público.

Entonces: Estados Unidos es ciertamente una dictadura militar.

Y, finalmente, ninguna nación que tenga el mayor porcentaje del mundo de su población en prisión puede ser razonablemente llamada «democracia».

Pero ese país es Estados Unidos. Por lo tanto, indudablemente, también es un estado policial, no solo una dictadura militar.

Estados Unidos, que había librado una guerra revolucionaria contra Inglaterra para liberarse de la monarquía y sus exigencias económicas, está repitiendo lo que hizo Inglaterra.

En general, el imperio está muy lejos de ser una verdadera democracia. Las 15 naciones que ocupan un lugar destacado en una clasificación sobre el tema son: Finlandia, Suiza, Nueva Zelanda, Dinamarca, Suecia, Noruega, Japón, Canadá, Países Bajos, Islandia, Irlanda y EE.UU.

La conclusión de todo esto es que EE.UU. no es un estándar para la democracia, y que realmente no es una democracia en absoluto, excepto sobre el papel, la Constitución. Sin embargo, hay mucha verdad importante sobre el  hecho de que los gobiernos de los Estados Unidos ocultan al pueblo miles de temas muy serios.

Durante la Guerra Fría, con la excusa de «luchar contra el comunismo», tan pronto como la Unión Soviética y su comunismo y su Pacto de Varsovia se reflejaron en el ejército estadounidense de la OTAN se aliaron para que ese «régimen» terminara en 1991, para rodear a Rusia con cientos de bases militares, amenazando la seguridad de esta nación que hoy lucha por su supervivencia, mostrando a China el peligro que corre si confía en los líderes de EEUU.

Después de lo escrito: ¿podría alguien pensar que Estados Unidos es una democracia? Claramente no. Es, simplemente, un régimen autoritario y criminal.

FUENTE; KATEHON

NUNCA SUBESTIMES A UN IMPERIO HERIDO Y EN DESCOMPOSICIÓN, QUE SE DERRUMBA EN TIEMPO REAL

Los funcionarios imperiales, incluso en una capacidad «diplomática», continúan declarando descaradamente que su control excepcionalista sobre el mundo es obligatorio.

De lo contrario, podrían surgir competidores y acaparar la atención, monopolizados por las oligarquías estadounidenses. Esto, por supuesto, es un anatema absoluto. 

El modus operandi imperial frente a los competidores geopolíticos y geoeconómicos sigue siendo el mismo: una avalancha de sanciones, embargos, bloqueos económicos, medidas proteccionistas, anulación de la cultura, intensificación militar en los países vecinos y amenazas de diversa índole. Pero sobre todo la retórica belicista -actualmente elevada a un punto álgido-.

El Hegemón puede ser «transparente» al menos en esta área, porque todavía controla una red internacional masiva de instituciones, organismos financieros, políticos, directores ejecutivos, agencias de propaganda y la industria de la cultura pop. De ahí esa supuesta invulnerabilidad que genera la insolencia.

PÁNICO EN EL «JARDÍN»

Los sabotajes al Nord Stream (NS) y Nord Stream 2 (NS2) – todo el mundo sabe quién lo hizo, pero no se puede nombrar al sospechoso – llevó el proyecto imperial al siguiente nivel en dos frentes: eliminar la energía rusa barata de Europa y destruir la economía alemana.

Desde el punto de vista imperial, la subtrama ideal es el surgimiento de un Intermarium controlado por los Estados Unidos -desde el Báltico y el Adriático hasta el Mar Negro- liderado por Polonia, ejerciendo una especie de nueva hegemonía en Europa, a raíz de la llamada Iniciativa de los Tres Mares. Pero en la actualidad, esto sigue siendo un sueño muy húmedo. 

En cuanto a la turbia «investigación» sobre lo que realmente sucedió con NS y NS2, Suecia fue elegida como «The Cleaner» (La Limpiadora), como si fuera una secuela del thriller policial «Pulp Fiction» de Quentin Tarantino. Es por eso que los resultados de la «investigación» no se quieren compartir con Rusia: El Cleaner estaba allí solo para borrar cualquier evidencia incriminatoria.

En cuanto a los alemanes, aceptaron con gusto el papel de gallinas. Berlín afirmó que fue un sabotaje, pero no se atrevió a decir por quién. En realidad, esto es lo más siniestro que puede existir, porque Suecia, Dinamarca y Alemania, y toda la UE, saben que si realmente se enfrentan al Imperio, en público, el Imperio responderá con una guerra en suelo europeo. 

ES MIEDO, Y NO MIEDO A RUSIA

El Imperio simplemente no puede darse el lujo de perder el «jardín». Y las élites del «jardín» con un coeficiente intelectual por encima de la temperatura ambiente saben que están tratando con una entidad asesina en serie psicópata que no puede ser apaciguada.

Mientras tanto, la llegada del General Winter a Europa presagia un descenso socioeconómico hacia un torbellino de oscuridad -inimaginable hace apenas unos meses en el supuesto «jardín» de la humanidad, tan lejos de los ruidos de la «jungla».

Pues a partir de ahora la barbarie empieza por casa. Y los europeos deberían agradecer al «aliado» estadounidense por esto, experto en manipular a las élites europeas temerosas y vasalladas.

Desde el punto de vista imperial, las perspectivas en el campo de batalla de Ucrania son sombrías. La Operación Militar Especial de Rusia (OMS) se ha transformado a la perfección en una Operación Contra el Terrorismo (OTC): Moscú ahora caracteriza abiertamente a Kiev como un régimen terrorista.

El nudo del dolor aumenta progresivamente, con ataques quirúrgicos a la infraestructura eléctrica y eléctrica ucraniana, que están a punto de paralizar por completo la economía de Kiev y sus fuerzas armadas. Se espera que un contingente de movilización parcial altamente capacitado y altamente motivado llegue al frente y la retaguardia para diciembre.

La única pregunta se refiere al calendario. Moscú está ahora en el proceso de decapitar de forma lenta pero segura al representante de Kiev y, en última instancia, destruir la «unidad» de la OTAN.

El proceso de tortura de la economía de la UE es inexorable. Y el mundo real fuera del Occidente colectivo, el Sur Global, está con Rusia, desde África y América Latina hasta Asia Occidental e incluso partes de la UE.

Es Moscú, y significativamente no Beijing, el que está desgarrando el «orden internacional basado en reglas», respaldado por sus recursos naturales, suministro de alimentos y seguridad confiable.

En coordinación con China, Irán y actores clave de Eurasia, Rusia está trabajando para desmantelar todas las organizaciones internacionales controladas por Estados Unidos, mientras que el Sur Global se vuelve virtualmente inmune a la propagación de las operaciones psicológicas de la OTAN.

En el campo de batalla de Ucrania, la cruzada de la OTAN contra Rusia está condenada al fracaso, aunque en varios nodos el 80% de las fuerzas de combate son personal de la OTAN. 

Wunderwaffen como HIMARS son pocos y distantes entre sí. Y dependiendo del resultado de las elecciones de mitad de mandato en Estados Unidos, el armamento se acabará en 2023.

Ucrania podría reducirse a un agujero negro empobrecido para la primavera de 2023. El Plan Imperial A sigue siendo Afganización: gestionar un ejército de mercenarios capaces de desestabilizar e incursionar terroristas en la Federación Rusa. 

Paralelamente, Europa está salpicada de bases militares estadounidenses. Todas estas bases pueden desempeñar el papel de importantes bases terroristas, al igual que en Siria, al-Tanf y el Éufrates oriental. Estados Unidos ha perdido la larga guerra de poder en Siria -donde ha explotado a los yihadistas- pero aún no ha sido expulsado.  

En este proceso, las bases militares estadounidenses pueden convertirse en centros idóneos para regimentar y/o “entrenar” equipos de emigrantes de Europa del Este, cuya única oportunidad laboral, aparte del negocio de las drogas y el tráfico de órganos, será la de -qué lo demás, mercenarios imperiales, que luchan contra cualquier brote de desobediencia civil que surja en una UE empobrecida.

No hace falta decir que este Nuevo Modelo de Ejército contará con el pleno respaldo de la Urocracia de Bruselas, que es el único brazo de relaciones públicas de la OTAN.

Una U.E. desindustrializada envuelta en varias capas de guerra interna tóxica, en la que la OTAN juega su papel probado como Robocop, es el escenario perfecto de Mad Max yuxtapuesto a lo que sería, al menos en las fantasías de los straussianos/neoconservadores estadounidenses. , una isla de prosperidad: la economía estadounidense, el destino ideal para el Capital Global, incluida la Capital Europea.

El Imperio «perderá» su proyecto favorito: Ucrania, pero nunca aceptará perder el «jardín» europeo.

(Pepe Escobar, Prensa TV)

Según datos publicados recientemente por el Departamento de Comercio de Estados Unidos, el PIB nacional ha tenido un crecimiento negativo durante dos trimestres consecutivos este año, y el problema de la recesión económica se ha convertido en una cuestión obvia que nadie quiere mencionar.

Para encubrir sus crisis internas, Estados Unidos ha lanzado una serie de acciones para avivar las tensiones regionales en todo el mundo. Sin embargo, está a punto de cometer un error de cálculo. Solo el 6,31 % de los encuestados a nivel global cree que Estados Unidos seguirá dominando el mundo-

RUSIA Y «LA IZQUIERDA ATLANTISTA»

Parte de la izquierda española (dudo que merecedora de tal nombre) en su afán de ser aceptada por la dictadura de los medios de comunicación, creadora de la opinión pública definitoria de lo que es políticamente aceptable y de lo que no debe tener cabida en los sistemas políticos occidentales, hace tiempo que renunció a sus esencias y a los valores transformadores que la identificaban.

Joseph P. Overton, miembro del Centro Mackinac de Política Pública, elaboró una teoría política que explicaba qué abanico de medidas serían aceptables por la opinión pública, en un momento dado, y cuáles serían excluidas por ella, al ser consideradas extremistas o poco serias.

La clase política no debía ser capaz de modificar lo que debía aparecer y lo que no lo hace dentro de la Ventana de Overton, eso es algo que debería corresponder a las tendencias sociales de cada momento. Hasta ahí muy bien.

Sin embargo, en una sociedad donde la opinión publicada modifica a su antojo a la opinión pública, son los dueños de los medios de comunicación quienes, guiados por su exclusivo interés, definen los términos en los que debe desenvolverse la política.

Es el empresariado de los grandes medios del mundo quien establece cuál va a ser el terreno de juego reservado a la política y, como no puede ser de otra manera, cada vez es más pequeño y más irrelevante.

No es casualidad, además, que la Ventana de Overton se haya estrechado enormemente en el último medio siglo y se haya escorado claramente a la derecha. Si un socialista europeo de los años 60 o 70 pudiese ver un programa económico actual de la socialdemocracia, lo tacharía inmediatamente de derechista o reaccionario.

Pero claro, para llegar al poder hay que estar dentro de los parámetros marcados por la «ventana» y acomodarse a lo que dictan las multinacionales de la opinión. Fuera de ella hace mucho frío y de la pureza o de la dignidad no se come. Es un círculo vicioso que nos lleva irremisiblemente a la desafección y a la desesperanza, pero que funciona aceptablemente bien mientras el cuerpo aguante.

Nuestra izquierdita cobarde no es ajena a este tipo de involuciones, todo lo contrario. Ya dije lo que pensaba de ella, en relación con su triste papel en la guerra de EEUU contra Rusia, en Ucrania. Si compras el relato de la OTAN, estás comprando la guerra de la OTAN. Ambas son facetas de la misma realidad. Las guerras de última generación no comienzan con bombas físicas, sino con reiterados bombardeos mediáticos.

Recuerdo a movimientos pacifistas de izquierda pedir que fuera una fuerza árabe quien atacase Trípoli, para defender a la población civil de las armas de Gadafi y que no tuviera que hacerlo la OTAN.

Resulta que luego se demostró que el líder libio jamás bombardeó a su pueblo y que los sublevados eran yihadistas y mercenarios pagados por EEUU y los países del Golfo. ¡No se puede ser más idiota! ¿Para eso ha quedado la izquierda parlamentaria?

Claro que, para ponerse de frente ante una tormenta propagandística hay que tener mucho arrojo y significa, automáticamente, expulsarte ante tus semejantes de la sensatez y de lo políticamente correcto. Pero no es más que un ejemplo del absurdo papel de esa izquierdita cobarde en los tiempos que corren. Podría citar muchos más.

En los inicios de la guerra de Ucrania, ONGs pacifistas y de derechos humanos convocaron manifestaciones donde se pedía abiertamente en envío de armas de la OTAN para luchar contra Rusia,  en cuyos manifiestos no se criticaba la postura española de atizar la guerra.

Y no, no eran olvidos, eran omisiones deliberadas para sumar gente y organizaciones. Sin embargo, en sus escritos se daban por buenas, sin filtrar, las fakes news montadas en los laboratorios de opinión pública de los militares, sobre tal o cual matanza. ¿Pardillos o hooligans de la rusofobia? Elijan ustedes.

Por supuesto, también obviaban la guerra civil provocada por el golpe de estado del Maidán, como si jamás hubiera existido y los casi 20.000 muertos por ella ocasionada. Para ser pacifistas o defensores de los derechos humanos eran muy selectivos ¿verdad?…

Ese es el panorama con el que tenemos que lidiar a diario. Estos días atrás, uno de los clásicos pensadores – es un decir – de esa izquierda claudicada, dedicado en cada conflicto de la OTAN a criticar a la izquierda real más que a las derechas, acusaba a Putin de amenazar a Occidente con el uso de armamento nuclear. Este tipo de cosas suceden cuando sólo se lee la prensa partidaria y no se contrasta ninguna noticia.

Resulta que Schölz, Truss, Macron o Biden llevan meses amenazando con el uso de este tipo de armas a Rusia en numerosas oportunidades durante el último medio año. Sin embargo, cuando Moscú replica que “cuidado con las bombas atómicas”, que algo así se les podría volver en contra a sus perpetradores, el coro de voceros de la Alianza, entre los que siempre está S.A.R. (su alteza real), saltan a la yugular con ríos de tinta y litros de saliva.

También el susodicho se apunta a la tesis de una «guerra ilegal que él mismo – en ubicuo Putin – ha desencadenado» y a la inevitabilidad de una escalada nuclear, táctica eso sí, como paso previo a una desescalada, aceptando implícitamente una marcha desvaforable de la guerra convencional para Rusia, que saca de las invenciones húmedas de la prensa atlantista.

En fin, nada que no pudiésemos esperar de gente que hace mucho que juega la carta del imperialismo.

Lo que no sé y probablemente nunca sabré, es si este tipo actitudes se toman en aras de la aceptación general, del aplauso fácil, por estar dentro de la sensatez overtoniana, dictada por los poderosos, por mirar al mundo desde la ventana de los chicos buenos… o quizá sólo por dinero.

Ya hace mucho que sabemos cómo EEUU compró a muchos intelectuales durante la Guerra Fría o cómo el Pentágono se apropia completamente de las redacciones de internacional de los periódicos europeos en tiempos de conflicto.

Quizá sea solo una sensación, igual incluso me equivoque, pero tengo la impresión de que siempre he permanecido en el mismo sitio, desde el punto de vista ideológico y que es el mundo el que se ha movido en los últimos años, pero en la dirección equivocada. Cuestión de principios…

JuanLu González

https://agendacomunistavalencia.blogspot.com/2022/10/rusia-y-la-izquierda-atlantista.html

 NO HAY UN SOLO POLÍTICO EN WASHINGTON O ENTRE SUS LACAYOS OCCIDENTALES QUE TENGA LA CAPACIDAD DE PENSAR INTELIGENTE O RAZONABLEMENTE. RECORDEMOS QUE OBAMA FUE QUIEN ORDENÓ QUE NO SE INFORMARA SOBRE LAS MATANZAS EN EL DONBASS

Culpar a Estados Unidos y sus socios de la OTAN por la escalada de la guerra con Rusia por Ucrania sería criticado por los medios occidentales como “propaganda del Kremlin”. Pero, ¿y si el argumento no lo presenta Rusia, sino un plantel de respetados académicos, pensadores, diplomáticos y planificadores geopolíticos de EE.UU.?

Un artículo muy oportuno de esta semana, recuerda las advertencias hechas por algunos de los mejores pensadores políticos de Estados Unidos durante los últimos 30 años. Todas y todos ellos advirtieron categóricamente contra la expansión hacia el este de la alianza militar de la OTAN dirigida por Estados Unidos.

Predijeron exactamente el peligro claro y presente que ahora estamos viendo en Ucrania, con respecto a una posible conflagración total entre las potencias nucleares.

El artículo citado incluía referencias a Jack Matlock, ex embajador de EE.UU. en la Unión Soviética, a William Perry, quien fue secretario de Defensa en la administración Clinton (1994-1997), a George Kennan, fundador de la Política de Contención contra la Unión Soviética, así como a Henry Kissinger, Noam Chomsky y William Burns (este último ahora es el jefe de la CIA y uno se pregunta de qué hablará en sus conversaciones con Biden).

A esa eminente lista se podrían agregar las opiniones académicas del difunto Stephen Cohen, quien murió en 2020. El profesor Cohen condenó estridentemente lo que llamó la «Nueva Guerra Fría» incitada por la administración criminal de Obama, que dio su apoyo al golpe de estado en Ucrania en 2014. El hombre clave de Obama en la creación de un régimen rabiosamente antirruso en Kiev, no fue otro que el actual titular de la Casa Blanca, Joe Biden.

Todas estas advertencias expresaban una firme oposición a la expansión de la OTAN hacia las fronteras occidentales de Rusia. Parte de su objeción se basaba en una cuestión de principios, debido a los compromisos históricos que los líderes de los Estados Unidos habían asumido con la Unión Soviética,  de no expandirse ni una pulgada al este de Alemania tras la reunificación de esta última en 1990.

Pero su oposición también se basó en la la dura realidad política de que tal avance del bloque militar constituía una intolerable amenaza para la seguridad de Rusia.

Es muy notable que los pensadores y diplomáticos estadounidenses antes mencionados, compartieran una apreciación de la historia y, en particular, la experiencia del colapso de la Unión Soviética de la agresión nazi. Lamentablemente, esa sensibilidad histórica parece faltar en las últimas administraciones estadounidenses y entre la mayor parte de los líderes políticos europeos.

Particularmente relevante es que los pensadores e intelectuales estadounidenses fueran muy conscientes de la sensibilidad de Ucrania con respecto a la cultura rusa y la seguridad nacional. Kissinger y los demás eran muy conscientes de que Moscú nunca contemplaría la división artificial de Ucrania y convertir a su vecino en una base de la OTAN contra el corazón de Rusia.

Por supuesto, para algunos estrategas estadounidenses, como el difunto Zbigniew Brzezinski, que luchó toda su vida por la hegemonía estadounidense, la subyugación de Ucrania bajo el control occidental era precisamente el objetivo deseado para desestabilizar el futuro de Rusia.

Los pensadores, razonables y cuerdos, sin embargo, sabían que tal estratagema era inviable. No solo inviable, sino un camino hacia la confrontación y la guerra inevitables.

La OTAN fue fundada en 1949 como un enemigo abiertamente ideológico y militar de la Unión Soviética. Evidentemente, la hostilidad se ha transferido sin problemas a la Federación Rusa.

Desde 1991, tras el colapso de la Unión Soviética, la alianza de la OTAN duplicó su membresía hasta el número actual de 30 estados. Algunos de los miembros más nuevos comparten fronteras con Rusia y propugnan una animosidad irracional, que se remonta a la confabulación de la Segunda Guerra Mundial con la Alemania nazi.

Los compromisos pasados ​​de EE.UU. de no expansión fueron violados, completamente destrozados. Y la expansión descarada se ha llevado a cabo con una provocación insultante a Moscú que habla de un cálculo deliberado.

Cierta arrogancia fuera de lugar sobre “ganar la Guerra Fría” y las nociones imperialistas de “dominio de espectro completo” se han convertido en rehenes de cualquier política exterior racional y respetuosa de la ley.

A pesar de las repetidas preocupaciones expresadas por Rusia, Estados Unidos y sus aliados transatlánticos en la OTAN descartarían estas dudas con arrogancia altanera.

Cuando Rusia presentó una propuesta para un tratado de seguridad en diciembre de 2021 que implicaba la exclusión de Ucrania de la OTAN y la retirada de las armas estratégicas de sus fronteras, las propuestas fueron descartadas de plano. Además, la militarización de Ucrania por parte de EE.UU. y la OTAN continuó a buen ritmo, lo que representa una amenaza inminente para Rusia.

Estados Unidos y sus aliados parecen tener una sola política: continuar armando al régimen de Kiev con armas cada vez más pesadas, que representan una amenaza para el territorio ruso.

Las ambiciones imperiales de EE.UU. dependen de incitar tensiones globales divisivas y recrear las demarcaciones de la Guerra Fría. La economía capitalista estadounidense, que depende del complejo militar-industrial, necesita una política de agresión y conflicto hacia Rusia y China en particular.

Una nueva Estrategia de Seguridad Nacional de la Casa Blanca publicada esta semana da fe de esa mentalidad belicista incontenible.

Una honrada política estadounidense y excandidata presidencial, Tulsi Gabbard, comentó a Tucker Carlson de Fox News esta semana:

Tenemos demasiadas personas en Washington que son belicistas, subordinadas al complejo militar-industrial, y que continúan poniendo sus propios intereses egoístas y los intereses de sus donantes primero, sin importar el costo y las consecuencias que sus decisiones tienen sobre el pueblo estadounidense”.

Lo mismo podría decirse de las élites políticas europeas. Gabbard, al igual que los otros pensadores estadounidenses mencionados anteriormente, también advirtió contra la expansión de la OTAN y el reclutamiento de Ucrania como miembro.

El peligro claro y presente en Ucrania es una reivindicación de tales puntos de vista como inteligentes y de respeto pragmático por las relaciones internacionales pacíficas.

Es igualmente revelador que tales puntos de vista estén en gran medida excluidos de los medios de comunicación occidentales o menospreciados por ser los de los «apologistas rusos».

Eso es lo verdaderamente perturbador. No hay un solo político en Washington o entre sus lacayos occidentales que tenga la capacidad de pensar inteligente o razonablemente. Esa incapacidad para el diálogo y la diplomacia es la que puede llevarnos a una conflagración nuclear.

https://es.news-front.info/2022/10/15/peligro-claro-y-presente-fabricado-totalmente-en-estados-unidos/

El nazismo hasta hace poco parecía ser historia, o estar reducido a grupúsculos futboleros que acaparaban titulares por sus disturbios tras algún partido.

No es así. Está más presente que nunca en países como Ucrania, donde esta ideología se ha fomentado por el Estado durante más de 30 años para finalmente integrarse abiertamente en sus instituciones.

Esta realidad no solo no escandaliza a Occidente, sino también es instrumentalizada por él para atacar a Rusia y buscar su desmembramiento.

POCOS PODEMOS CREER QUE LA EX CONGRESISTA LOGRE UN TRIUNFO SIQUIERA PERSONAL CON ESA RENUNCIA QUE LA HONRA, SOBRE TODO PORQUE DEFINE A BIDEN COMO UN PELIGRO NUCLEAR, ALGO QUE SIN DUDA APROVECHARÁ DONALD TRUMP PARA RECOGER VOTOS EN LAS PRIMARIAS DE NOVIEMBRE. TUSSI GABBARD CONSIDERA QUE EE.UU. NECESITA «UN GOBIERNO DEL PUEBLO» QUE TRABAJE «POR EL PUEBLO Y PARA EL PUEBLO», QUE SUENA MUY BIEN PERO QUE RESULTA IMPOSIBLE EN EL RÉGIMEN ESTADOUNIDENSE

«Ya no puedo permanecer en el actual Partido Demócrata que se encuentra totalmente controlado por una camarilla elitista de belicistas impulsados por un renacimiento cobarde, que nos divide racializando cada tema, que avivan el racismo contra los blancos y trabajan activamente para socavar nuestras libertades consagradas en nuestra Constitución», denunció Gabbard en un video publicado en su canal de YouTube.

Quienes forman parte de esa élite «son hostiles a las personas de fe y espiritualidad, demonizan a la Policía y protegen a los criminales a expensas de los estadounidenses respetuosos con la ley. Ellos creen en fronteras abiertas, usan a las fuerzas de seguridad para perseguir a sus oponentes políticos y, sobre todo, «nos están arrastrando cada vez más cerca de la guerra nuclear«, criticó.

«GOBIERNO DE Y PARA LA ÉLITE»

La política asegura que EE.UU. necesita «un Gobierno del pueblo» que trabaje «por el pueblo y para el pueblo». «Desafortunadamente, el Partido Demócrata de hoy no lo hace, sino que representa un Gobierno que es de y para la élite poderosa«, se lamentó Gabbard, instando a otros miembros moderados de esa formación a abandonar sus filas.

Gabbard, que aspiró a la nominación presidencial demócrata para las elecciones de 2020, ha venido alejándose cada vez más de las líneas de este movimiento político, hasta convertirse en una crítica abierta del presidente Joe Biden, al que acusa de «echar leña al fuego» en la división del país, informa Fox News.

Además, la excongresista se ha pronunciado reiteradamente contra las guerras y las intervenciones de Washington para forzar cambios de régimen en otros países. A comienzos de febrero, la ya ex demócrata afirmó que la Administración Biden «quiere que Rusia invada Ucrania» para poder imponer sanciones «draconianas» contra Moscú y así beneficiar al complejo militar-industrial estadounidense.

fuente: RT

NOTA DEL EDITOR.– Una reflexión insólita en una política estadounidense, porque es veraz, duro y certero decir que «EE.UU. quiere que Rusia invada Ucrania«, algo que el ejército ruso no ha hecho… todavía, sino más bien al revés.

ELGROTESCO Y SINIESTRO ESPECTÁCULO DE DECENAS DE PARLAMENTOS «DEMOCRÁTICOS» OVACIONANDO AL LÍDER DEL GOBIERNO NEONAZI UCRANIANO, FUE UNA DE LAS MAYORES PRUEBAS DE CÓMO UNA GRAN MAYORÍA DE PARTIDOS QUE SE DICEN DE IZQUIERDA, SE UNIERON FRATERNALMENTE CON LA DERECHA , IGNORANDO VOLUNTARIAMENTE EL GENOCIDIO QUE LOS GOBIERNOS DE AQUEL PAÍS LLEVABAN PERPETRANDO EN EL DONBASS DESDE 2014, MIENTRAS SUS MEDIOS PERIODÍSTICOS SILENCIABAN LAS MATANZAS POR ÓRDENES DE «SUS SEÑORÍAS»

«Si no puedes vencer a tu enemigo, únete a él», dice un refrán heredado por el poder, desde tiempos antiguos. Dentro del gran retroceso histórico, que será recordado por los antropólogos del futuro, como el neoliberalismo, hay pocas cosas rescatables.

Cuando el sistema mundial capitalista logró la destrucción de su principal enemigo, la Unión Soviética, y a sus pueblos con toda su belleza humana y una total ingenuidad política, se les vendió la falacia de la «economía social del mercado» y el brutal laboratorio pinochetista chileno, gracias a los cuentos de hadas mediáticos se convirtió para los gobiernos en el principal modelo a seguir, el gran proyecto humanista de la izquierda mundial fue prácticamente noqueado.

Para poder dominarnos bien y sin riesgos, había que idiotizarnos. Pero en el umbral entre nuestros siglos sucedió algo más. Si en las décadas anteriores, dentro de la competencia ideológica de dos sistemas, que no fue otra cosa que una guerra mundial de una cambiante intensidad, híbrida, como dirían ahora, el capitalismo todavía era productivo, aún generaba una aceptable distribución de los recursos en los países de la metrópoli, y a pesar de la acostumbrada y brutal explotación de los recursos de su enorme periferia, mantenía su atractivo para una buena parte de la población, por los niveles de bienestar material y las libertades individuales, al menos en los países más ricos. La gente mínimamente, en teoría, podía optar entre las ventajas y desventajas de ambos sistemas.

Con la desaparición de los «socialismos reales» en Europa, se perdió uno de los principales estímulos de la lógica capitalista que es la competencia, y como la opción socialista dejó de aparecer como una posibilidad histórica y la amenaza para los poderes de Occidente, es lógico que las conquistas sociales hasta en los países más ricos se fueron reduciendo, abriendo el camino para una explotación sin límites como el sueño de los defensores del «fin de la historia».

Al mismo tiempo, junto con la revolución digital, las especulaciones financieras internacionales de lejos ganaron la competencia con los capitales nacionales productivos. Generar bienes reales se hizo cada vez menos rentable y con el desarrollo del manejo de la imagen y de la sicología humana, la televisión, Internet y las redes sociales en manos de los de siempre, solo en un par de décadas sirvieron a nuestras mesas un mundo paralelo, una fuga perfecta de la realidad insoportable, con una promesa de rincón feliz para los que se porten bien.

 MÁS ALLÁ DE UNA QUE OTRA RESISTENCIA HEROICA EN UNO QUE OTRO RINCÓN, EL NEOLIBERALISMO SE APODERÓ DE TODO, Y MÁS ALLÁ DEL CRIMEN ECONÓMICO, CONVERTIDO EN LA ÚNICA LÓGICA DEL DESARROLLO, PARA ASEGURAR LA IRREVERSIBILIDAD DE SU TRIUNFO, ÉL SE DEDICÓ A ACABAR CON LAS CULTURAS Y LAS MEMORIAS DE LOS PUEBLOS, CONVIRTIENDO LA EDUCACIÓN, EL ARTE Y EL PENSAMIENTO PRIMERO EN UNA MERCANCÍA Y LUEGO ELIMINÁNDOLOS POR INNECESARIOS

Los políticos tradicionales, los hombres de Estado, rápidamente fueron reemplazados por los gerentes tecnócratas al servicio de las grandes corporaciones y cuyo único requisito es no saber distinguir entre una empresa y un país, que además ya son prácticamente lo mismo. 

Para asegurar su triunfo, al neoliberalismo le quedaban solo las últimas cuatro tareas: la primera, la destrucción de la educación pública, donde en el mundo anterior los ciudadanos aprendían las cosas básicas acerca de este mundo y que tradicionalmente fueron los focos de la disidencia social y del pensamiento crítico.

La segunda, acabar con la comunicación directa entre los seres humanos, rompiendo el tejido social tradicional, una función que en las grandes ciudades cumplieron las redes sociales, con esa ilusión de unir, desuniendo y haciéndonos adictos. 

La tercera, muy relacionada con la anterior, que es la destrucción de nuestras culturas locales, generando una nube mundial cosmopolita donde consumiremos solo un tipo de producción cultural creada y controlada por ellos, algo que define los valores, los modelos y los hábitos sociales de las generaciones que vienen, permitiendo así manipularnos de una forma simplificada y uniforme. 

Y la última, cuarta tarea, era tal vez la más delicada: ¿Qué hacer con los que dicen ser de la izquierda, y quienes se supone que, con sus luchas, organizaciones, conocimientos y la mirada crítica desde los tiempos inmemorables podrían impedir el cumplimiento de estos planes?

El gran computador que a la vez es el corazón y el cerebro tecnócrata del sistema neoliberal dio una respuesta muy simple: el robo, que es la especialidad y la experticia del sistema, que a estas alturas no puede ofrecer al ser humano absolutamente nada nuevo, ni siquiera una ilusión.

Y mientras nuestros dogmáticos seguían su eterna y cada vez más estéril discusión sobre Trotsky, Stalin y Mao, el sistema neoliberal se apropió de la agenda de la izquierda, de una vez, privatizando todo el paquete de absolutamente todas las luchas de generaciones y generaciones.

En los últimos años de su vida, Fidel Castro nos advertía que lo único que podía hacer fracasar a la humanidad en su lucha contra el capitalismo era la lumpenización que este produce en todas las capas sociales.

Una lumpenización que nos deshumaniza y nos impide comprender el sentido de esta lucha, que fue el objetivo de las políticas educativas y culturales de las últimas décadas, cuando desde la escuela las materias como historia o filosofía se declaraban sobrantes y la televisión nos acostumbraba al ‘fast food‘ intelectual, siempre aliñado con ciertas dosis de veneno ideológico anticomunista.

EN ESTE GRAN REINICIO NADA ESTÁ ESCONDIDO, LA MANIPULACIÓN, EL MANEJO Y EL AUTORITARISMO ESTÁN TOTALMENTE ABIERTOS, SOLO QUE NADIE QUIERE VER, POR EL MIEDO, POR LA INCOMODIDAD O SIMPLEMENTE PORQUE NO SABE DISTINGUIR LAS FORMAS Y LOS COLORES.

Como el adversario es muy profesional, no vimos el momento del robo. Solo amanecimos dándonos cuenta que nuestras banderas desde hacía tiempo ya estaban en manos enemigas.

Nuestra lucha histórica, por los derechos de las mujeres es convertida en feminismo agresivo, amenazando al mundo con la guerra de los sexos, la defensa de la dignidad y de los derechos de las minorías sexuales se convirtió en un show indigno y autoritario que podría ser la cátedra de la hipocresía e irrespeto, la lucha vital por defender nuestro planeta de la voracidad del sistema es encabezada y promovida por las corporaciones verdes, dispuestas a invertir millones en salvación de cualquier cucarachita o renacuajo, menos en la del ser humano.

La imposición de oximorones tipo «economía social del mercado«, «desarrollo capitalista sustentable» o «las guerras humanitarias» sigue descomponiendo el cerebro de los estimados televidentes, que ya no tienen ni siquiera los elementos más básicos para armar la realidad hecha trizas dentro del enorme cráter generado por el cometa neoliberal que chocó con nuestro planeta.

Las verdaderas luchas por los derechos, antes siempre unían a la gente. Las luchas actuales, manejadas por el sistema, nos desunen. Declarando la tolerancia, se promueve la hipocresía, la desconfianza y el odio.

Ahora da risa recordar nuestra crítica de las sociedades socialistas por sus dobles estándares, que alguna vez nos indignaron tanto. Los estándares de ahora montados sobre la arena movediza del relativismo, la ignorancia y sobre todo la arrogancia, promovidos por el sistema occidental, son múltiples. Están llenos de contradicciones que nadie ve, ya que no sabemos mirar con nuestros propios ojos. 

Las masas indignadas dispuestas a salir a las calles en diferentes puntos del planeta, miles de jóvenes con valor y sacrificio dispuestos a luchar por un mundo más justo no saben que el sistema en su cálculo maquiavélico ya les tiene preparados los nuevos Boric o Zelenski, para que cambiándolo todo no se cambie nada, porque todas las luchas «por todo lo bueno y contra todo lo malo» promovidas por el sistema y sus voceros, siempre son una trampa para abrir la tapa, sacar algo de vapor y devolver a los pueblos dejándolos dentro de la misma olla.

Debemos recordar que las luchas culturales y éticas no pueden no ser parte de un proyecto de cambio político mucho más profundo. Y este proyecto es imposible sin una organización ciudadana con su pensamiento propio, crítico, autónomo y respetuoso con el conocimiento humano acumulado.

Este conocimiento crítico no puede ser reemplazado por los memes, los ‘hashtags’ y las consignas radicales. En el caso contrario, constantemente estaremos devolviéndonos al mismo punto de la resaca social, donde los dueños del mundo siempre tendrán sus diferentes gerentes, según el gusto del cliente, lo mismo sean capitalistas, conservadores, ultraderechistas, liberales y socialistas .

Fuente: RT Autor: OLEG YANINSKY

OCCIDENTE, CONTRA LA DEMOCRACIA

EL TERRORISMO DE ESTADO ES LO SUFICIENTEMENTE SÓLIDO EN OCCIDENTE DESDE QUE CREÓ UNA MAQUINARIA CRIMINAL Y MILITAR PARA DOMINAR EL MUNDO Y ENTERRAR EL ESTADO DE DERECHO-
EL TERRORISMO DE ESTADO EN EUROPA Y EEUU SE CONCENTRA HOY EN SU FERVOR HACIA EL NAZISMO Y EL FASCISMO, HACIENDO PASAR POR PROGRESISTAS A PARTIDOS QUE SE AUTODENOMINAN DE IZQUIERDA, MIENTRAS LA DERECHA CRECE EN OCCIDENTE DEJANDO A ESA PRESUNTA IZQUIERDA COMO GARANTE DE LA INVASIÓN DE PAÍSES, EXPOLIO DE SUS RIQUEZAS, BOMBARDEOS, PROVOCACIONES O REVUELTAS SANGRIENTAS, Y CONSAGRANDO EL TERRORISMO DE LA OTAN Y LA MANIPULACIÓN MEDIÁTICA COMO ELEMENTOS PARA MANTENER LA HEGEMONÍA DEL LLAMADO IV REICH. CHINA Y RUSIA PARARÁN LOS PIES DE ESTOS CRIMINALES.

Todo Occidente y el régimen neonazi de Zelensky trataron por todos los medios de impedir la expresión de la voluntad de los ciudadanos de las regiones ya reunidas en Rusia, pero atacadas por los batallones banderistas.

La posición de los países del Occidente colectivo, expresada por los jefes de estado de Francia, EE. UU., Gran Bretaña, España, Países Bajos, Finlandia, Alemania, así como el liderazgo de la Comisión Europea en relación con los referéndums en curso en los territorios de Zaporozhye y Kherson. regiones liberadas del régimen neonazi, así como en la RPD y LPR, supone a la ruptura final de Occidente con las tradiciones democráticas. Se les cayó la máscara.

Suena provocativo. Pero esto es un hecho. La democracia representativa, como tal, no significa una medida absoluta de la superioridad de un sistema político. Según Platón, la democracia ocupaba el penúltimo lugar en el ranking de métodos de gobierno. 

La democracia ateniense clásica no otorgaba el derecho al voto (es decir, a participar en la discusión de los asuntos políticos) a mujeres, esclavos y extranjeros. Pero en Occidente, desde la época de la Ilustración, la democracia se ha convertido en una especie de fetiche, que se empezó a presentar como pauta de un sistema político. 

La voluntad de los ciudadanos a través de un referendo, es la forma máxima de democracia directa, cuando cada persona que ha alcanzado el límite de edad puede expresar su opinión sobre algunos temas importantes, por regla general, eligiendo una respuesta de las ofrecidas.

Por lo tanto, dar la oportunidad de hablar a los habitantes de estas regiones, que antes formaban parte de Ucrania, fue la opción más humana y democrática para elegir el futuro, que está determinado por los propios ciudadanos. 

Esta es una manifestación de la soberanía popular. ¿Por qué Occidente niega este derecho al pueblo? Las razones son obvias, y hay varias. 

El primero es el doble rasero, ya que Occidente bien puede reconocer los resultados de tales votaciones cuando le convenga. Un ejemplo fue la celebración de un referéndum sobre la separación de una parte del Sudán y la declaración de independencia, apoyada activamente por políticos occidentales e incluso por famosos actores de Hollywood.

Aunque el nuevo estado de Sudán del Sur no proporcionó la estabilidad esperada en la región. Probablemente, el beneficio para EE. UU. sea crear una inestabilidad estratégica a través de la cual puedan promover las soluciones que necesitan.

El segundo es la política rusofóbica como tal. Occidente todavía sigue creyendo que solo ellos tienen derecho a determinar cuál es la medida de las normas democráticas, quién es más democrático y quién no es digno de este estatus. Los politólogos occidentales han ideado una serie de conceptos, como «estado canalla» o «régimen», que se etiquetan como etiquetas para los países que eligen su propio camino de desarrollo. 

Y si regularmente celebran elecciones y plebiscitos de acuerdo con los estándares de la ONU, de todos modos, como creen los Estados Unidos, Gran Bretaña y sus satélites, no serán dignos de ingresar a la comunidad de estados democráticos. 

Esto es lo que pasó con Rusia, Cuba, China, Irán, Corea del Norte y varios otros estados merecen una evaluación similar de Washington. Por lo tanto, si algunas propuestas e iniciativas provienen de Rusia, no se perciben en Occidente-

La tercera razón es la erosión de los mecanismos democráticos en Occidente. Si en Europa hasta hace poco había una tradición política continental multipartidista, entonces quedó sepultada con la transferencia de poderes de los estados a la UE representada por la Comisión Europea. Después de todo, el pueblo no elige a los comisarios europeos. En Bruselas no vale la democracia.

En Gran Bretaña y Estados Unidos existe una tradición bipartidista que está estrechamente asociada con el cabildeo, es decir, con la corrupción. En consecuencia, en estos países la democracia se ha convertido en una frase retórica, nada más y nada menos.

Y lo más importante, por supuesto, ¡Occidente teme que los ciudadanos de sus propios países duden sobre esa democracia! Y harán la pregunta: ¿por qué no tenemos otro sistema? Y requerirán la introducción de normas, enmiendas y actos legislativos apropiados, lo que no está en los intereses de las élites neoliberales corporativas.

Por supuesto, en Occidente también hay una reacción adecuada a los referéndums de la Novorrusia. Como afirmó el ex oficial de inteligencia estadounidense Larry Johnson:

¿Estados Unidos celebró un referéndum cuando se apoderó de Hawái o de parte del territorio mexicano? 

¿Permitió el Reino Unido que las colonias americanas celebraran un referéndum cuando querían su independencia

Pues les inivito a que revisen la lista de colonias británicas que fueron tomadas por la fuerza, sin que los nativos de esos países tuvieran la oportunidad de votar para «unirse» o no al Reino Unido. Lo mismo es cierto para Francia. No los recuerdo celebrando elecciones cuando tomaron Vietnam. 

Solo cuando Vietnam del Norte realizó una «votación» en Dien Bien Phu, Francia «decidió» aceptar la voluntad del pueblo. A diferencia de Estados Unidos y las antiguas potencias coloniales mundiales, Rusia está dejando que la gente de las regiones ucranianas sitiadas y masacradas desde 2014, decida. 

Estamos viviendo una historia diferente, Creo que realmente estamos en un cambio de juego. Y eso Occidente lo quiere arreglar con la OTAN y Ucrania, con EEUU saboteando gasoductos y planeando cómo atentar contra el puente de Crimea.

https://katehon.com/ru/article/zapad-protiv-demokratii

 LA EUROZONA CON UNA INFLACIÓN ANUAL RÉCORD EN SEPTIEMBRE-OCTUBRE LA INFLACIÓN EN LOS 19 PAÍSES DE LA ZONA DEL EURO SUBIÓ EN SEPTIEMBRE HASTA EL 10 POR CIENTO, FRENTE AL 9,1 DE AGOSTO, INDICARON DATOS DE LA OFICINA EUROPEA DE ESTADÍSTICA, EUROSTAT PUBLICADOS HOY. EL REPORTE DE ESA ENTIDAD SIGNIFICÓ QUE CON ESE REGISTRO EL CRECIMIENTO ANUAL DE PRECIOS AL CONSUMIDOR EN LA REGIÓN DE LA MONEDA ÚNICA VOLVIÓ A RENOVAR SU MÁXIMO HISTÓRICO, AL SUPERAR LAS PREVISIONES DE UN 9,7 POR CIENTO DE LOS ANALISTAS.

La incomprensible reacción de la Unión Europea contra Rusia en el conflicto ucraniano, parece responder a planes de Estados Unidos de debilitar a un competidor como ese en el plano político y económico.

Pese a que la UE estuvo detrás en parte y sigue casi a ciegas la línea planteada por Washington de azuzar el conflicto en Ucrania, después que el presidente Vladimir Putin anunció allí una operación militar el pasado 24 de febrero, las cosas para los europeos están lejos de beneficiarlos.

Occidente entregó a Kiev  20 mil millones de dólares en armamentos desde el inicio de la acción bélica para, como afirma Putin, llevar la guerra “hasta el último ucraniano”.

Estados Unidos, al imponer draconianas restricciones a Rusia, incluida la suspensión de la compra de su petróleo, provocó una inflación que se sintió, en especial, en varias potencias occidentales.

Pero la Reserva Federal norteamericana, con su constante subida de intereses, logró fortalecer en parte el billete verde, lo cual incidió en un retroceso inédito del valor del euro y la libra esterlina en los últimos 40 años.

A ello se sumó la controvertida decisión de incluir en el sexto paquete de sanciones de la UE contra Rusia la reducción gradual de compra de gas a Moscú, todo ello en medio de un alza sin precedentes de los combustibles que obligó a los europeos a revisar su política ecológica.

Con los preceptos de la economía verde, quisieron dejar atrás la producción y uso de carbón, así como de las plantas nucleares, algo que ahora países como Reino Unido, Alemania, Noruega y otros estados europeos retoman y olvidan que en su momento abogaron por prohibirlos.

El alto precio del petróleo y del gas permitió a empresas estadounidenses de producción de gas de esquisto penetrar en el anhelado mercado energético europeo con productos de elevado valor comercial.

Por otro lado, el alza de los combustibles ya llevó al cierre de decenas de fábricas estratégicas para la producción de amoníaco, utilizado en la elaboración de fertilizantes, en Alemania.

Francia, Alemania, España, Italia y Bélgica probaron los primeros efectos de la depauperación social en Europa, con paros de varios sectores y el ascenso de la xenofobia y de partidos afines a ese flagelo.

En la jefatura de la UE, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, reaccionó quizás no de la mejor manera a la noticia de que la ultraderecha llegó al poder en Italia, al hablar de posibles medidas “para corregir” ese resultado.

Paralelo a la crisis energética se creó una situación dentro del bloque en la que aparecieron “renegados” como Polonia, cuyo gobierno, pese a su línea de rusofobia, fue sancionado por el sistema judicial.

Algo similar ocurrió con Hungría, en medio de llamados del primer ministro Viktor Orban de poner fin a las sanciones contra Rusia para evitar el carácter suicida de esas acciones de la UE para su economía.

Ello ocurre cuando también se habla de abandonar el principio fundacional del bloque comunitario, de aprobación unánime de sus decisiones.

Por añadidura, la cada vez más difícil situación dentro de la entidad regional facilitó el surgimiento de condiciones a fin de que varias empresas europeas buscaran refugio para sus activos en Estados Unidos.

En ese caso está el de gigantes como Arcelor Mittal, con 200 mil empleados en 60 países y sede en Luxemburgo, con planes ahora de trasladar su producción a Texas.

De acuerdo con la agencia RIA Novosti, el mayor fabricante de productos refractarios del orbe RHI Magnesita, registrado en Londres, también traslada la mayoría de sus actividades a suelo norteamericano.

Aunque sin anunciar aún su salida de la producción hacia Estados Unidos, compañías como la alemana BASF y la noruega Yara International, fabricantes de químicos y fertilizantes, consideran que la fuga de capitales de Europa podría adquirir un carácter catastrófico.

Mientras todo eso ocurre, son pocos los políticos en la UE que hablan de buscar un acercamiento con Rusia para reducir la tensión con ese país en la esfera energética y con ello buscar una disminución del efecto bumerán de las sanciones que aplicaron a Moscú.

EL GUION

Los acontecimientos descritos, sobre todo los relacionados con Alemania, parecen mostrar cómo se cumple a cabalidad un plan estadounidense, ideado en el centro RAND del Pentágono, filtrado por el diario sueco Nya Dagbladet.

El guion afirma que el conflicto en Ucrania formó parte de una estrategia general para debilitar a Alemania y con ello a Europa.

Como dice el material, la dirección política tricolor alemana (socialdemócrata, liberales y verdes), ahora con apenas un 30 por ciento de aprobación, mantiene la misma línea de autodestrucción que incluso la puede llevar a perder el poder.

El plan afirma que Estados Unidos estaba en una delicada situación política y económica, por lo cual hacía falta una solución que le aportara grandes recursos y eso solo lo podía dar la UE y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

De acuerdo con ese guion, el mayor obstáculo es Alemania, negada a incrementar sus gastos de defensa y locomotora de la economía europea, y Francia, promotora de un ejército regional que pone en duda la hegemonía de Washington en la OTAN.

Alemania basa su ventaja económica en la garantía de gas barato de Rusia y Francia en su potencial nuclear, cuya materia prima también compra a Moscú, considera el centro RAND.

Una de las primeras medidas fue postergar y luego suspender la puesta en marcha del gasoducto Nord Stream 2 que llevaría a Alemania 58 mil millones de metros cúbicos de gas al año.

En su tiempo, el expresidente estadounidense Donald Trump (2017-2021) trató de imponer a Berlín la teoría de que Rusia socavaba la seguridad energética alemana y ahora su sucesor Joe Biden se encargó de “demostrar” que era cierto, en medio del conflicto en Ucrania y las sanciones de Occidente. Además, el Pentágono previó la necesidad de una crisis controlada en Alemania.

La única forma de mantener a Berlín bajo la idea zombi de que debía rechazar los energéticos de Rusia era su participación en el conflicto en Ucrania, con envío de armamentos, afirma el citado plan.

Ese paquete de sanciones de Occidente por la operación militar debía dañar a Rusia, pero aún más a Alemania, con un efecto bumerán que haría de sus políticos personas incompetentes ante los electores.

De acuerdo con el guion del Pentágono, las pérdidas para la llamada locomotora europea en los próximos años serían de unos 300 mil millones de euros. Tal situación también llevaría a la debacle de la UE y del euro, que se convertiría así en una moneda tóxica.

En cambio, los beneficios económicos para Estados Unidos en los próximos cinco años estarían en el orden de los nueve billones de dólares.

La realidad parece acercarnos al punto descrito en el plan norteamericano sobre la debacle de la UE, con problemas para conservar su unidad y en medio de diferencias internas provocadas por la crisis económica que vive, matizada por una política de autodestrucción.

https://es.news-front.info/2022/10/02/la-union-europea-y-su-autodestruccion/